lunes, 29 de febrero de 2016

El Chef Mario.

El Chef Mario.


Jorge Mario Giraldo es el actual chef pastelero del afamado restaurante "Mercado Municipal" de Villa de Leyva, el cual en repetidas ocasiones ha estado nominado, e incluso resultado ganador, en los Premios La Barra debido a su gran calidad como restaurante de dicha localidad, actualmente uno de los destinos turísticos más demandados del país.

Despues de llevarse premios repetidas veces, el restaurante fue declarado fuera de concurso, pero este año la representación va por mano de su chef pastelero Jorge Mario Giraldo, quien ha sido nominado en la categoría de chef revelación. La pastelería de Jorge Mario, sus perfectas coberturas y diseños son la "Haute Couture" de la repostería de Santanderes y Boyacá, región por la cual participa en dicha categoría. 

Para votar por Jorge Mario se debe ingresar a: REVISTA LA BARRA.


Fotos cortesía de: @jorgemgj

jueves, 25 de febrero de 2016

AMOR DE MOMENTO.

AMOR DE MOMENTO.


En la mayoría de familias, se podría decir, siempre se enseña a sus pequeños a buscar un amor duradero construido con esfuerzo y sacrificio; estoy de acuerdo de que nada en la vida se gana sin lucha y también soy un fiel seguidor de aquella frase la cual alguna vez me cambio la vida: "los amores cobardes no escriben historias memorables."

Hay quienes se inclinan más por relaciones momentáneas y de significado relevante, pero otros quieren un amor que perdure; de aquellos como los descritos por nuestros abuelos, donde la unión matrimonial duraba décadas, no cuestión de meses o de 3 a 5 años como ahora en tiempos "modernos". En aras de buscar como construir este amor tan estable hay épocas de distracción en las cuales nos enfocamos en cultivar los frutos a cosechar en un futuro aun muy lejano. Es ahí cuando se nos olvida vivir el amor de momento, peor aun son las cosas si la construcción de ese futuro juntos implica una separación por cuestiones laborales o académicas. Las relaciones de pareja no son siempre color de rosa, los altibajos son una constante entre dos personas que se aman y las relaciones a distancia podrían ser tema de discusión para un proyecto de grado de psicología.

Por eso justo antes de que la preocupación por construir un futuro nos abrume por completo, al punto de tornar la relación en un campo de batalla de la segunda guerra mundial, es tiempo de empezar a vivir el amor de momento. Este amor es el instantáneo, el vivido día a día, aprovechar cada espacio para tener conversaciones positivas y recargarse de buena vibra creando gratos recuerdos para la posteridad.

El amor de momento son las llamadas al llegar a casa, las conversaciones mientras se ponen en orden los deberes del día siguiente o mientras se prepara la comida. Es el momento indicado para recordar eventos graciosos, subir el ánimo con palabras alentadoras y ayudar a ser llevaderas las labores de la semana venidera. El amor de momento son los mensajes de buenos días y una llamada antes de dormir, el ir a la farmacia por medicina si el otro se encuentra enfermo, las salidas a comer o una ida a cine espontanea, es reírse tanto como sea posible y disfrutar cada momento juntos, realizar alguna broma, contar un chiste o burlarse de una gaseosa derramada en algún almuerzo.  

Se trata de disfrutar los momentos de comidas en restaurantes elegantes, deleitarse con un buen sushi o un exquisito pastel; pero disfrutar también una hamburguesa comprada con cupones de descuento hasta un helado barato sentados en un parque. Se trata de vivir el amor de momento, disfrutar el instante para capturarlo en memorias agradables y lindos recuerdos. El ahora es lo que tenemos ya mismo, el presente es lo que estamos viviendo a través del día a día, haciendo nuestra rutina grata se construyen relaciones estables, las cuales en momentos de dificultad se aferran a sus memorias construidas en aquellos días casuales vividos con la alegría del amor de momento.

martes, 9 de febrero de 2016

VILLA DE LEYVA.

VILLA DE LEYVA


Villa de Leyva se ha configurado como uno de los destinos turísticos más importantes del país cuando se habla de visitar pueblos antiguos de nuestra nación, esta ubicado a 2 horas y media, casi 3, de nuestra capital Bogotá, lo cual aumenta el flujo de visitantes en este municipio. Confieso mi parcial desacuerdo con el fenómeno experimentado en las ultimas décadas en algunos de los municipios de nuestro país: dejar economías locales, cultura autóctona y tradiciones que han pasado de generación en generación por dedicarse al turismo local. Tal es el caso de Villa de Leyva, de Salento, Quindio, Barichara, Santander, Sante Fé de Antioquia y Honda, Tolima, por mencionar solo algunos.

Aunque mi desacuerdo se deba a convicciones profesionales  de acuerdo a la carrera que decidí elegir en la universidad, las consecuencias del turismo en las economías locales y el impacto social negativo en sus pobladores, causan disminución en sus ingresos e incluso desalojo de sus predios. Un análisis de esta problemática podría dar lugar a otro artículo o incluso a una tesis de pregrado de Administración Ambiental, en definitiva ese no es el caso de esta entrada al blog.

Villa de Leyva fue fundado en 1541 y hoy en día es reconocida a nivel nacional por su arquitectura y museos, también es relevante mencionar la cantidad de fósiles encontrados en la zona, es común ver mientras vas caminando por sus calles empedradas, amonitas incrustadas en el suelo; aquellos fósiles que hoy en tiempos modernos asemejamos con la forma de un caracol. Aun buscan conservar espacios los cuales transporten a sus visitantes a épocas antiguas, como es el caso de un muro construido en aproximadamente el año de 1800 y no fue derribado por ser considerado patrimonio de la localidad. Cuenta con una placa en la cual se plasma la fecha de construcción y claro mensaje de "PROTEJÁMOSLO".



De igual forma los buenos sitios para comer están a la orden del día en Villa de Leyva, como es el restaurante "Mercado Municipal". Aunque no es nada económico, es posiblemente el lugar donde sirven el mejor pastel que he comido en mucho tiempo, uno de sus platos más recomendados es la barbacoa de cordero. También hay sitios más económicos, donde por ejemplo encontré un "corrientazo" de bandeja paisa por 18.000COP, la presentación no era exactamente exquisita, pero en contraste a esto, su buen sabor y gran tamaño de la porción le hacían justicia a su precio.


Dentro de sus atractivos naturales están los llamados Pozos Azules, estos son básicamente una especie de oasis en medio del desierto. Villa de Leyva es una zona desértica en las cuales se puede encontrar concentraciones de agua con una tonalidad muy cercana al azul del océano. Para llegar a ellos se debe caminar hacia las afueras del municipio, algunos de ellos han sido privatizados, como consecuencia del cambio de economía a la actividad turística, así que para acceder se debe pagar una suma cercana a los 10.000COP. Decidí verlos desde afuera y guardar este dinero para mejores fines como algo más de deliciosa comida. Lo mejor de Pozos Azules, personalmente hablando, fue la caminata por estos paisajes áridos, admirando la fortaleza de las plantas adaptadas a este clima y la presencia de quien caminaba junto a mí. Claro está, la belleza escénica del paisaje no se queda atrás.


La belleza arquitectónica de su iglesia también es digna de elogio, si mis clases de historia del arte, tomadas ya hace unos años en el colegio, no me fallan, el estilo plasmado en la nave central es barroco; decoración recargada con motivos arbóreos/vegetales, enchapada en tonos dorados, coloración típica de esta corriente artística. Columnas las cuales cuentan con capiteles recargados y basas con incluso más de 3 niveles. La cúpula superpuesta sobra la nave principal es redonda y profunda con tonalidades claras, la cual se creía, durante esta corriente, que entre más grande más se acercaba al cielo.


En uno de sus museos es posible ver algo del arte local, aspecto digno de reconocer como buen esfuerzo para resaltar la cultura regional. Personalmente las considero obras bastantes interesantes y de un talento elevado. La temática en esta ocasión era la riqueza natural plasmada a través de la vegetación utilizando técnicas impecables por las cuales se hacía visible la profundidad, nada que envidiarle a las tecnologías 3D, y una propuesta bastante interesante para plasmar la niebla.


Villa de Leyva es un sitio agradable, con belleza escénica y gente amable, un 7 en una escala de calificación del 1 al 10. Pero si me preguntan, ¿qué fue lo mejor de Villa de Leyva?, sin pensarlo dos veces haría referencia a la compañía; es este aspecto el cual marca la diferencia entre vivir un destino como turista o viajero. No estoy diciendo que siempre se debe viajar acompañado, en definitiva hay destinos dignos de ser visitados viajando solo, en búsqueda de un descubrimiento personal. Hay otros los cuales vale la pena visitar acompañado, la buena compañía y el amor son ingredientes perfectos para hacer algunas vivencias de la vida mucho más relevantes.



FOTOGRAFÍAS PROPIAS.

viernes, 5 de febrero de 2016

Vida de Aeropuerto.

Vida de Aeropuerto.


Desde los inicios de la humanidad, la necesidad de desplazarse ha sido acto de rutina; nos desplazamos a la universidad, al trabajo, al supermercado o incluso a otras ciudades y países. Cuando las distancias son en definitiva muy largas o superan las condiciones de comodidad soportables por el cuerpo, y el dinero lo puede pagar, recurrimos a volar en avión. 

Para algunos es un acto emocionante, como era mi caso cuando de pequeño esperaba con ansias los viajes de fin de año a Miami. Otros lo encuentran aburrido, desgastante y corriente, tal es el caso de los ejecutivos al viajar incluso 3 veces por semana. Supongo que para quienes laboran en el sector aéreo es algo de costumbre y para aquellos que lo hacen por primera vez puede ser algo escalofriante; aunque también hay una minoría que lo encuentra como una actividad atemorizante, como lo hacía mi abuela o mi madre siempre al momento de emprender un nuevo viaje. 

En fin de cuentas, todas estas acciones y emociones son vividas en un aeropuerto, el cual ademas de ser un sitio de encuentro de personas de diferentes nacionalidades, etnias y clases sociales, es un espacio donde se plasman gran variedad de sentimientos. ¿No es acaso un aeropuerto donde han visto los sentimientos más reales?. Gracias al mucho tiempo que he pasado en salas de espera, mostradores de check in o cafés y restaurantes al interior de una estación aérea, he podido observar los sentimientos más puros de simples extraños, los cuales están ahí sin vergüenza a mostrarlos; porque de hecho, hasta de terapia de liberación personal puede servir un aeropuerto. 



En los aeropuerto he observado abrazos más sinceros de los que incluso se dan en un velorio o situación tensa, esos abrazos fuertes y llenos de profunda tristeza como los dados por dos enamorados a punto de separarse o el abrazo de una madre la cual despide a su hijo por un largo tiempo. De igual forma he visto lágrimas reales, lloradas por una familia que se separa o por pequeños infantes quienes no alcanzan a comprender, a su corta edad, porque su madre o padre se alejan.

Por otro lado, no todo en la vida es tristeza, también he visto momentos de felicidad que no podrían ser ni siquiera plasmados en un cuadro por el más diestro pintor. Se ven los momentos alegres de un recuentro entre amigos y familias, lágrimas y abrazos más significativos de los observados en una boda o un grado. El rencuentro de una pareja quienes sellan ese momento con un beso, el cual los puede hacer recordar lo sentido en su primer beso o en el beso de su matrimonio. He visto igualmente la felicidad de los pequeños al recibir en brazos a sus padres ausentes por un tiempo en el extranjero.

La vida de aeropuerto esta dada por los viajeros, por quienes emprendemos un viaje en busca de sueños o por aquellos que viajan en busca de un futuro mejor para su familia, por aquellos que dejan ver sus emociones a flor de piel, en los crudos pasillos de un lugar el cual no tendría relevancia alguna sin la calidez humana impartida por nosotros en sus instalaciones, son nuestros sentimientos quienes le dan vida a un aeropuerto.